Nascer é correr um risco: o infortúnio do espaço e da origem

Abstract

A partir de la teorización de la “crítica biográfica fronteriza” y de los estudios decoloniales, este trabajo propone una discusión que toma el espacio y el origen como determinantes de la existencia o inexistencia, de lo humano o no humano, de la forma en que se fue configurado por la perspectiva eurocéntrica. En otras palabras, la calidad de ser humano se asignó sólo a aquellos lo suficientemente afortunados de nacer en lugares privilegiados por la narrativa de la “historia universal” y de tener un color de piel aceptable para Occidente. Para abordar la discusión, formulo el concepto de espacios perdidos. Así, el texto está puntuado a lo largo de los capítulos por los diversos espacios que contribuyen al desmantelamiento (o desmitificación) de la narrativa temporalizada de la “historia universal” eurocéntrica. De esta manera, abro la tesis haciendo referencia a mi propio espacio de origen, que en el imaginario brasileño es también un lugar que posibilita la entrada de drogas a Brasil desde Paraguay y Bolivia. A partir de este imaginario, formulo un contraste con el espacio de industrialización británico, que, metaforizado a partir de la imagen del “Palacio de Cristal”, archiva en su sótano las relaciones pasadas que Gran Bretaña mantuvo con el narcotráfico, lo que garantizó su ascenso económico y la caída de China en el comercio mundial. Fue sólo a partir de este fenómeno que históricamente, bajo las distorsiones de la narrativa hegeliana, no sólo el mío, sino también todos los demás espacios no occidentales fueron definidos como lugares sin importancia, es decir, como espacios perdidos. Fenómeno que fortaleció la noción dualista sustentada por la “historia universal”. De manera más didáctica, el segundo capítulo está dedicado a resaltar algunas de las muchas tecnologías que se originaron en China, lo que equivaldría a atribuir una especie de primera “Revolución Industrial” al país oriental. Tecnologías de las que Gran Bretaña y Europa se apropiaron como si fueran todos frutos del genio europeo. En el tercer capítulo, con el fin de formular las bases de lo que se discutirá y sustentará en el resto de la investigación, la discusión gira hacia temas de carácter cristiano. En definitiva, rastreando los fundamentos del cristianismo europeo fue posible identificar elementos que, a partir del sincretismo entre el pensamiento helénico y el cristianismo hebreo, forjaron la subjetividad dualista que luego sería asimilada en toda Europa Occidental. Esta identidad, o subjetividad, tiene su configuración en el movimiento de separación entre el cuerpo y el alma. No fue otro que este mismo fenómeno el que dio origen al cristianismo dualista, lo cual tuvo su cosmovisión (basada en la comprensión de una sustancia que es cuerpo y otra que es alma) consumada en la clasificación racial y posteriormente en el “racismo implícito”. Continuando con la crítica al cristianismo, el cuarto capítulo aborda los instrumentos de dominación colonial, o colonialidad del poder, que tuvo lugar a través de códigos lingüísticos y códigos religiosos (cristianos). Las cuales serían articuladas en forma de discursos, retórica y, finalmente, a través de la narrativa de la “historia universal”. Finalmente, en el último capítulo, se aborda la geopolítica para reensamblar los recursos utilizados por la cultura de dominación occidental, que van desde guerras hasta golpes de Estado articulados por vehículos mediáticos. Sin embargo, el foco central es la recuperación económica de China, que surge como esperanza de una reconfiguración cartográfica que debilite la hegemonía dominante de Occidente.